Maysel Bello: “Le doy mucha libertad creativa al fotógrafo.”

Foto de Helman Bejerano

Realizador audiovisual, presentador en tiempos libres y actor de cameo para tirarle el cabo a amigos, así se define Maysel Bello Cruz. Egresado de la Facultad Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual (FAMCA) de la especialidad de dirección y enamorado del cine, conversa hoy con POB Magazine a raíz del estreno de su cortometraje El Hijo Muerto.

¿Cuáles fueron tus primeros pasos como director?

“Mi primera obra fue un documental que se llama Tebas, el cual codirigí con Luis Alejandro Pires. Trata sobre la temática del Quinquenio Gris. Justo cuando empezamos sucedía la llamada Guerra de los Emails en el 2007, una discusión de correos electrónicos que se dio a raíz de la aparición en televisión de personajes que, en las décadas de los sesenta y setenta, habían ocupado altos cargos en las instituciones culturales y tenían responsabilidad con aquellos procesos de castigo, censura y parametración. Eso levantó mucha polémica en el medio artístico.”

“Entonces asumimos las circunstancias como el momento idóneo, pero fue todo lo contrario porque cuando empezamos a pedir entrevistas la gente estaba negada a hablar. Al final logramos hacer dos y a partir de ellas hicimos un montaje de diálogo entre los entrevistados. Esto fue un proyecto que siempre tuve la idea de retomarlo y hacerlo con más profesionalidad; es un tema que me apasiona y que necesita ser discutido a mayor profundidad.”

Háblame de cómo surge El Hijo Muerto

El Hijo Muerto es un cortometraje que parte de unas vivencias de las cuales mi mejor amigo fue testigo. Para rodarlo tuve que invadirle la casa a mi madre durante la semana que duró el rodaje, en Artemisa, lo que hizo que ganara mucha empatía de su parte hacia mi trabajo. Yo tenía claro que no podía ser en La Habana, ello para respetar la historia original pero además para poner en perspectiva la relación entre las dos familias, que en una ciudad grande es más difícil que conecten.”

“El corto es independiente, pero fue posible gracias al apoyo de varios amigos e instituciones. Hablo de la Embajada de Noruega, la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE), el Centro Félix Varela, también la Asociación Hermanos Saíz (AHS) y el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), productoras como Wajiros Film, así como la ayuda de algunos participantes que colaboraron de forma desinteresada. Vale destacar también el apoyo que tuvimos de la gente y las instituciones de Artemisa.” 

El Hijo Muerto. Dirección de fotografía: David Cruz
¿Quién asumió la dirección de fotografía?

David Cruz, justamente en El Hijo Muerto nos juntamos por primera vez. En un principio yo no tenía pensado trabajar con él, pero se enteró de la historia por Giselle Vargas, la productora, y llegó haciéndome un pitch y diciéndome como se imaginaba los planos, y no me arrepiento para nada de haberle dicho que sí. A partir de ahí empezamos a trabajar juntos. Ahora es el fotógrafo con el que trabajo de manera más frecuente, ya estoy demasiado acostumbrado a él. La idea de la paleta agrisada y del bajo contraste fue suya, aunque ya yo me imaginaba una historia más bien desaturada. Creo que logramos una luz y unos colores en el corto que tienen mucho que ver con lo que se cuenta.” 

          El Hijo Muerto. Dirección de fotografía: David Cruz
Cómo director ¿cuáles son los principales obstáculos con los que debes lidiar?

“Las trabas son principalmente a nivel de recursos. Yo hasta ahora no he chocado fuertemente con la censura. En El Hijo Muerto los personajes están en el servicio militar, y sabemos que hay cierto tabú a la hora de tocar el mundo militar en este país, más aún si incluimos cuestiones como la corrupción y la homosexualidad. Yo asumo que quizá nunca me lo pongan en la televisión, pero al mismo tiempo asumo que tendrá su vida en otros circuitos. Por ejemplo, a mí me han transmitido algunos documentales, pero Tebas sé que no lo pusieron porque trata sobre el Quinquenio Gris. Una vez  me entrevistaron en un programa y me preguntaron sobre mi obra y cuando hablé de Tebas me dijeron «ok, pero eso no lo vamos a poner» y yo les dije «ok, ya yo lo sabía». En fin, no es algo que me preocupe.”

Cómo te decía, creo que las principales trabas que tengo son referentes a la producción. A veces me tengo que llamar a capítulo, porque te pones a pensar en presupuestos y en lo que se puede o no se puede hacer cuando estás escribiendo, y entonces te mutilas en términos de creatividad. Y tengo que decirme «escribe y después veremos cómo se hace».”

“Es una cuestión que tiene un lado positivo, y es que te exige ser muy preciso, a pensar muy bien el uso que le das a una maquinaria determinada. Por ejemplo, si voy a tener un paneo de grúa tengo que pensar bien cuándo, cómo, dónde y sobre todo por qué lo quiero. Es decir, te obliga a tener una conciencia aguda sobre cuanto aporta ello a la obra o si aporta en lo absoluto desde el punto de vista narrativo y estético.”

Foto de Helman Bejerano
¿Cómo director cuánto intervienes en la fotografía de un audiovisual?

“Yo desde un principio me voy imaginando los planos. Le doy mucha libertad creativa al fotógrafo, pero prefiero dejarle claros algunos puntos que me parecen claves a respetar dentro de la historia en cuanto a concepto. Consensuamos un par de cosas y a partir de ahí empezamos a trabajar en el guion técnico a cuatro manos, el director de foto crea la mayoría de los planos y yo les doy el visto bueno.”

¿Qué tanta importancia le das a la fotografía dentro de tu obra?

“Yo creo que hay dos cosas que son las más importantes en el cine: el guion y el trabajo actoral. Una fotografía mala puede ser pasable, no así un mal guion y una mala actuación. Una buena dirección de foto te ayuda a potenciar, a narrar, a significar, pero solo funciona si los otros dos elementos funcionan. Soy muy quisquilloso con el guion y suelo estar en el set encima de los actores, es entonces que le dejo mucha más libertad al fotógrafo en base a lo acordado y me desentiendo un poco. No soy el tipo de director que está pendiente de que el plano se vea visualmente atractivo, yo sé que se va a ver bien porque ya lo concebimos de antemano, y más importante que se vea bien es que narre, que signifique.”

“Hemos ganado mucho en historias muy bien contadas, muy pulcras técnicamente, porque tenemos fotógrafos muy buenos, pero todavía se sigue resintiendo el tema del guion y de las actuaciones. Hay una frase de un director que me gusta mucho, dice que cuando joven él se preocupaba por tener películas bonitas, pero a medida que se fue poniendo viejo se empezó a preocupar porque los actores actuaran bien, para que la película se vea bonita está el fotógrafo. Tengo un fotógrafo que sé que es bueno, que es profesional, y en el cual confío, negociamos pero al final le dejo hacer su trabajo y yo me voy a hacer el mío.”

Foto de Helman Bejerano

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