Raúl Navarro: “cuando ví las fotos entendí cuánto me había arriesgado”

A Raúl Navarro la pasión por la fotografía le viene por herencia de su padre, quién también es fotógrafo. Prefiere las fotos de macro y de paisaje, y recientemente empezó a incursionar en el fotoperiodismo, género que despierta más su adrenalina y sensibilidad humana, según confiesa. A propósito de su cobertura al incendio en los depósitos de combustible que tiene lugar en Matanzas, Raúl conversa con POB Magazine.

«Nunca imaginé que tan pronto haría falta mi trabajo, y en una situación tan lastimosa. Andaba haciendo fotos personales por la zona del viaducto cuando vi la columna de humo al otro lado de la bahía. A las pocas horas me contactó el director del periódico Girón, medio con el que empecé a colaborar hace poco. Sabía que era un suceso singular, atractivo fotográficamente y a la vez peligroso. Tengo que confesar que no pensé tanto en los trabajadores que allí arriesgaban su vida, ni siquiera en la mía hasta que estuve allí y sentí el calor y pude ver la intensidad del fuego, que resultaba visualmente demoledora. Cuando vi las fotos luego en casa entendí cuánto me había arriesgado y valoré a quienes allí permanecieron. No logro verlas sin imaginar que sus protagonistas pudieran ser los heridos de hoy, y es su presencia el mayor valor de mi fotografía.»

«Técnicamente fue todo un reto, porque el motivo es una acción en constante evolución. Yo usé una Canon T7, y los parámetros fueron f/7.1, 1/250s e ISO 1600. Me apoyo mucho en el revelado de la fotografía por las condiciones particulares de mi equipo y sus limitaciones. El objetivo es una imagen de calidad visual que me satisfaga primero a mí y luego al espectador.»

«Te confieso que llevo más de 24 horas sin dormir, y no puedo hacerlo mientras toda esta situación está así de intensa. Lo que anoche representaba para mi una experiencia emocionante, me hizo tomar verdadera conciencia social después de ser testigo. Sentirlo en la piel te marca, ver a otros que se quedan hasta el final, amanecer con los frutos del desastre, que aún no acaba.»