Hansel Leyva: más que medir luz, componer y apretar un botón.

Su primer contacto con la fotografía fue de niño, con una sencilla cámara con la que su madre hacía fotos familiares, pero se adentraría en ésta mucho después. Con una notable trayectoria en el audiovisual, Hansel Leyva a sus 36 años es más conocido por ser director de fotografía de Play-Off Magazine, así como por sus trabajos periodísticos para otros medios como El Toque y Periodismo de Barrio, también para medios extranjeros cuyos nombres no recuerda o prefiere no recordar para no enredarse.

¿Cómo llegaste a la fotografía?

“A mí de niño lo que me gustaba era dibujar. A los quince años entré a la Academia de Instructores de Arte, un proyecto que en aquel entonces tenía muchos recursos a su disposición. En tercer año hubo que hacer un trabajo final, me tocó uno que incluía fotografía e hice las fotos con la cámara que había en mi casa. Fue la primera vez que agarré una cámara con intención artística, tenía 17 años.”

“Esa academia te daba una formación profesional muy buena. Pero se dio una orden, yo no sé a quién se le ocurrió, que planteaba que los instructores de arte no podíamos ejercer como artistas profesionales, lo cual era una estupidez porque teníamos cuatro años de formación académica. Por si fuera poco, estábamos obligados a cumplir con un abusivo servicio social de cinco años. Por eso, al terminar el servicio social, ninguno de los egresados nos quedamos en el sistema. Algunos ni siquiera lo terminaron, aun cuando eso significaba renunciar a tu título de bachiller.”

Practicas bastante el fotoperiodismo y la fotografía documental, géneros que suelen traer problemas con las autoridades ¿Has tenido algún choque en ese sentido?

“Tuve un problema porque estaba haciendo fotos con unos colegas en la Sierra Maestra y resulta que allí no se puede estar.”

Pero tengo entendido que en esas montañas vive gente

“Sí, esos mismos fueron los que nos echaron pa‘ alante. La policía nos fue a buscar y estuvimos seis horas en la estación. Nos interrogaron, cuando vieron que no estábamos haciendo nada malo nos soltaron. Simplemente estábamos cazando historias, no teníamos ninguna intención política, lo que pasa que esta gente viven erizados y siempre piensan mal. Te digo más, a mí no me gusta la pornomiseria para nada. Eso de fotografiar viejos destruidos lo evito todo lo que puedo, no es que no lo haga pero siempre busco algo poético detrás de eso.”

¿A qué te refieres con «algo poético»?

“No me nace ver un señor tirado en el piso, hacerle una foto e irme. Si yo voy a hacer una foto así es porque me interesa el tema de la pobreza en Cuba, hago una investigación y un proyecto sobre esos personajes. Lo digo porque la fotografía documental emergente en Cuba adolece mucho de eso. Para nada soy partidario de invisibilizar el fenómeno, pero si vas a abordarlo dignifícalo lo más posible, busca la belleza detrás de eso. Yo creo que la fotografía tiene que ser más que más que medir luz, componer y apretar un botón.”

Últimamente estás practicando la fotografía analógica ¿Le encuentras algún encanto particular?

“En resultados es muy inferior a la fotografía digital, hay quien dice que tiene una textura especial pero esa misma textura la puedes simular en Photoshop y nadie va a notar la diferencia. Yo básicamente estoy haciendo fotografía analógica por aburrimiento, y cosas muy específicas y bien planificadas porque todo está muy caro. Un rollo ahora mismo en blanco y negro está en diez dólares, revelar me sale gratis porque lo hago con un amigo.”

¿A qué te refieres cuando dices que lo haces por aburrimiento?

“Es que desde hace tiempo yo hago mucha foto de manera mecánica, la cámara se ha vuelto para mí como un pico y una pala, un mero instrumento de trabajo. Antes cuando no la hacía de manera profesional disfrutaba la fotografía mucho más. La chispa esa de salir a hacer fotos el trabajo mismo me la ha matado. Por ejemplo, una portada de Play-Off ya yo sé que tiene un método y la hago mecánicamente, la creatividad fue al principio cuando establecí los patrones para hacerla. Y con el resto de la fotografía que hago por encargo, la gran mayoría para medios, me pasa lo mismo. Hay veces que yo miro la cámara de mala gana. Cuando puedo salir sin ella lo hago. Si me ves con la cámara arriba es porque ese día tengo que trabajar.” 

Cuéntame cómo llegaste a Play-Off

“Pedro Enrique, el director, me habla un día de que estaba haciendo una revista de deportes y me pide que le haga un fotorreportaje, le mandé uno de niños jugando pelota y lo sacó en el primer número. A partir del tercero me pusieron de director de fotografía porque el que estaba no pudo continuar. Luego de un tiempo me separé por cuestiones laborales y regresé en esta segunda vuelta, porque la revista tiene dos etapas, con diferentes proyecciones y diseños.”

“Cuando yo empecé a trabajar en Play-Off lo único que tenía era una cámara de medio palo. No me iba bien para nada, la vida me empezó a dar golpes por todos lados. Había logrado entrar a la Facultad Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual (FAMCA) y tuve que dejarla porque mi mamá, que era el sustento de la familia, había fallecido y me vi en la necesidad de mantenerme a mí y a mi abuela. Yo era especialista de una galería, tenía un sueldo que no alcanzaba para nada, y en Play-Off no empezamos a ver dinero como hasta los seis meses de lanzada la revista. Entonces me tuve que buscar la vida. Fui DJ, organizador de fiestas clandestinas, hice de todo para poder comer. Hacía cosas de foto pero muy pocas eran rentables, porque aquí el mercado de la fotografía siempre ha sido complicado.”

Háblame sobre tus referentes artísticos

“Mi referente número uno es el cine, yo de chama mataperrié poco, crecí viendo televisión. El domingo yo me levantaba temprano y me ponía a ver el patrón de prueba esperando a que empezara la programación. Un día mi mamá compró un VHS, y empecé a alquilar películas por cinco pesos, la mayoría malísimas.”

¿Algún director preferido?

“Spielberg. Quizás te suene cheo. Hay gente que para hacerse los cultos te dicen que Noé o Jorodovski, pero esos son realizadores que uno descubre después de viejo, cuando empiezas a estudiar.”

¿De qué manera está Spielberg en tu fotografía?

“De ninguna manera está Spielberg en mi fotografía, pero me encanta”

¿Alguna película preferida?

“Dune, la original, me voló la cabeza, para mí fue un antes y un después, la versión sin cortes del director tiene como ocho horas y yo la vi completa.”

¿Y referentes de los que se nutre tu fotografía? ¿Puedes hablarme de esos?

“Dorothea Lange, documentalista americana, conocida como la fotógrafa de la Gran Depresión. Richard Avedon, en el que me he inspirado para varias fotos, muchas veces he dicho “voy a meter un Richard Avedon aquí”. Me gusta mucho Cirenaica Moreira y Martha María Pérez, que fue la primera fotógrafa que descubrí como estudiante de artes plásticas, ambas influyeron mucho en mi fotografía artística. Cañibano, que es un mostro de la foto documental. Es un tipo que si hubiera nacido en otro país sería un referente internacional mucho mayor.”

Por último, algo que podríamos definir como uno de tus sellos es el uso de grandes angulares para el retrato ¿qué es lo que te atrae de esa focal?

“Cuando yo vi La delgada línea roja de Terrence Malick me llamó mucho la atención los planos con grandes angulares. Es un tipo de lente que me gusta sobre todo para fotografiar de cerca. Tú sabes que el gran angular distorsiona, la gente no suele usarlo para retratos por eso, pero a mí me gusta usar esa distorsión a mi favor, me gusta esa deformación porque les da una onda loca, diferente. El Árbol de la Vida de Malick está filmada así. El cine de Tarkovski tiene mucho de eso. El Renacido es un gran homenaje al cine de Tarkovski en todos los sentidos y también está filmada de esa manera. Estoy loco por un objetivo de 8mm, lo que un 8mm fullframe vale un ojo de la cara.”