David López: La opacarofilia a través del lente.
Hay personas que sienten una pasión desmedida por los atardeceres, al punto que cuando viajan, buscan el mejor lugar para divisarlos. A este sentimiento se le denomina opacarofilia. David López Cruz es una de esas personas, y su obra da prueba de ello. Si bien hablamos de un fotógrafo mayormente conocido por su excelente trabajo documental, ha desarrollado una obra dentro del género de paisaje a la que vale la pena acercarse.
¿Cuándo te diste cuenta que tu vocación era la fotografía?
«En el 2015, cuando estudiaba en el preuniversitario comencé a registrar con un celular y una cámara compacta escenas que me llamaban la atención y quizás pasaban desapercibidas para muchos, en su mayoría eran atardeceres, paisajes, flora y demás.»
¿Pasaste algún curso de fotografía previo a comenzar tus trabajos?
«En esos años aún estaba buscando ese «algo» en mi vida. Lo había intentado con el deporte, la guitarra, la pintura y nada. Entonces me fui adentrando en la fotografía, empecé a leer libros e indagar en internet. Cuando terminé el servicio militar pasé varios cursos y talleres en la Escuela de Fotografía Creativa de la Habana (EFCH), también en Matanzas, hasta llegar a día de hoy, donde pasó de ser un pasatiempo a convertirse en una pasión.»
¿Cómo llegaste a la fotografía de paisaje?
«La fotografía de paisaje fue probablemente la primera que comencé a practicar. A pesar de que a día de hoy el género que más me atrapa es el documental, el paisaje sigue presente, lo tengo como una terapia que me permite desconectar de la realidad. Me encanta estar sumergido en esos encuadres de bellezas y más en las horas doradas o nocturnas.»
¿Qué consejos le darías a quienes inician en la fotografía de paisaje?
«Para los que inician en la fotografía de paisaje es fundamental saber que a primera vista es fácil de realizar. Una imagen de un atardecer en teoría es siempre bonita, pero esto es una trampa, no nos podemos conformar y tenemos que estudiar a grandes del paisaje como Ansel Adams, e incluso pintores como Tomás Sánchez, por decir solo dos ejemplos. Entender la luz, aprender a componer y dominar la herramienta que tengamos en la mano es fundamental para poder enriquecer esos escenarios mágicos.»
¿Cuáles son los mejores lentes para este género?
«La óptica es algo importante en el paisaje, hay que saber las limitaciones y características de cada cual. Se puede realizar paisajes con teleobjetivos o grandes angulares, estos últimos son los que más he utilizado por ahora, todo depende del resultado que quieras alcanzar.»
¿Tienes algún sitio favorito para hacer este tipo de fotos?
«Tengo muchos lugares que me encantan fotografiar pero mi espacio favorito se llama Monserrate, se encuentra en Matanzas, desde allí se puede observar toda la ciudad y su bahía. Por otro lado es hermoso y relajante el paisaje del Valle de Yumurí.»
¿Qué tanto editas la foto?
«La fotografía de paisaje me gusta revelarla. La cámara fotográfica no puede captar directamente los contrastes de un paisaje como lo ven nuestros ojos, por eso le saco el máximo provecho a la foto en el revelado, sin llegar al montaje fotográfico, ya que soy pésimo utilizado Photoshop.»
La vida de un fotógrafo son momentos, aprovechar situaciones. David López Cruz tuvo un día peculiar hace poco, del cual dio origen su última publicación en cuban_landscape, su perfil en Instagram dedicado a la fotografía de paisaje.
«Me dirigía al campo de golf de Varadero en un ómnibus. Al pasar el Hotel Internacional me aproximo al chofer y le digo que me deje en DuPont, se detiene rápidamente y me dice que hace rato lo habíamos pasado, que cogiera algo para atrás o caminara. Yo me bajo desconcertado porque no me parecía que lo hubiese pasado y además me encontraba en medio de la nada. Solo veía un pequeño terreno que, si no me equivoco, pertenece a una institución relacionada con la meteorología, y que su personal se encontrara afuera tomándole fotos a una tormenta que se aproximaba, me llamó mucho la atención.»
«En efecto, no había llegado al campo de golf, luego supe que me había quedado en la calle K y el mal genio que tenía con el chofer se aplacó un poco porque pude aprovechar para tomar esta panorámica.»
