Intención y simplicidad

Foto de Alain Lázaro Gutiérrez Almeida

Toda buena foto tiene en sí su propia razón de ser, ya sea un concepto que quieras transmitir o un momento que merezca ser capturado. En cualquier caso debemos tener clara dicha razón y en función de ella encuadrar, disparar y, si es necesario, editar.

Imagina a una banda cualquiera en un estudio de grabación ¿acaso permite más sonido que su música? Las canciones que amamos serían muy diferentes de estar contaminadas con algún que otro ruido random. Pasa igual con la fotografía.  Elige un tema, define tu intención y despeja de tu encuadre todo elemento que no aporte a ello, pues además de sobrar desviará la atención del espectador.

Foto de Roberto Méndez

La llamada Ley de Simplicidad es un recurso que puede dotar de mucho poder a tu foto, ésta consiste en enfocarte en tu sujeto excluyendo todo aquello del entorno que no le funcione como contexto. Lo que encuadremos o enfoquemos, que sea porque aporte a aquello que buscamos transmitir.

Si tenemos claro nuestro propósito y creamos en función de éste, nuestra obra ganará en pregnancia, que no es más que la claridad de lectura de una imagen por parte del espectador.

Foto de Jorge Luis Borges

Esto no significa que una buena foto no pueda estar compuesta de una serie de elementos, diversos incluso, siempre y cuando estos se relacionen entre sí de manera tal que formen un todo, entiéndase escena, suceso, mensaje o concepto.  Pero siempre con el fin de reforzar la intención de su autor.

Foto de Arien Chang

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