Peaky Blinders: el arte de crear atmósferas

Para muchos la serie en transmisión con mejor fotografía. Si terminas enganchado a Peaky Blinders te apuesto que será más por recrearte la vista que por la trama, y aunque lo segundo no está nada mal, la calidad visual de este drama histórico es por sí sola razón suficiente para verlo.

Si bien la dirección de foto es excelente en todos los aspectos, su sello lo encontramos en la creación de atmósferas. Se trata de una historia que acontece en el Birmingham británico de los años veinte, ciudad conocida entonces como «El taller del mundo». Un escenario marcadamente industrial, sobre el que se erigen hombres y mujeres unidos mayormente por ambiciones, intrigas y violencia, justifica una paleta de colores agrisados, en especial pardos y verdes. Más allá de lo visual es un contexto gris, en cuanto decadente y amoral, y grises son también los protagonistas, cuyos traumas y conflictos internos los hacen incapaces de estar en paz con el mundo y con ellos mismos.

Humo y niebla

Como complemento a lo anterior tenemos humo y niebla por montones, que aquí viene a ser la medida justa. Si la creación de atmósferas es el sello de la serie en el plano estético, el humo y la niebla, y por ello entiéndase la forma en que se encuadran e iluminan, vienen a ser el sello de las atmósferas.  En última instancia determinan un ambiente denso, dramático, turbio.  El humo como constante en una época de fumadores empedernidos. La niebla al fondo, en planos bokeh muchas veces, incluso en interiores. Ambos usados para marcar haces de luces que dejan entrar las ventanas de oscuras habitaciones, entiéndase lo mismo un pub que el parlamento británico, resaltando así otra constante bien lograda en la serie: las claves bajas como estilo de iluminación.  

Excepciones a la regla

Claro que no todo es desaturación y penumbra en Peaky Blinders, con esta regla general coexisten excepciones que varían según el contexto y el estado de ánimo de los personajes. Pero vale resaltar un par que son regulares y bien intencionadas, o tres, según como se mire. La primera es común en las escenas más íntimas del protagonista, Tommy Shelby. Un aire cargado, a veces bruma, que oscila entre unos azules celeste y cerúleo, suele acompañar sus momentos de introspección y mayor desespero.

La segunda, o la segunda y la tercera, las encontramos en el fuego y las lámparas. Las llamas y chispas de las calderas de Birmingham, que por momentos proyectan su amarillo sobre un entorno grisáceo, son comunes en los primeros planos cuando los personajes desandan la ciudad o entran a sus fábricas, en clara analogía entre el fuego y sus personalidades. Amarillos también son los bombillos de endeble luz que, desenfocados al fondo, se hayan en casi toda escena de interiores, su color incandescente suele ser el único medianamente saturado en la habitación.

Encuadres y movimientos de cámara

En cuanto a los encuadres y movimientos de cámara, vale destacar el uso de angulares con diafragmas cerrados que buscan detallar el entorno, resaltando una dirección de arte que no se queda atrás. Tales lentes se hacen mucho más frecuentes a partir de la cuarta temporada, los cuales también tienen como objetivo encuadrar a toda la pandilla, distorsionando los bordes en el acto. Otro tipo de distorsión las encontramos en desenfoques artificiales de movimiento y en los enfoques selectivos, recursos usados para generar tensión en el espectador. 

La posición de la cámara suele situarse por debajo de la altura de los ojos, siendo frecuentes los contrapicados. Al tratarse de una serie de tipos duros se busca transmitir la fuerza y altivez de los personajes. Lo anterior se combina con un predominio de los planos ladeados, así como una composición por lo general asimétrica. 

Peaky Blinders ha cambiado de director de fotografía por temporada, y salvo excepcionales particularidades de estos como los planos cerrados de George Steel en la primera temporada, el significativo incremento de la neblina por Simon Dennis en la segunda o los ya mencionados angulares que introduciría Cathal Watters, es una serie que ha mantenido una línea visual tan refinada como constante.

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