Las claves de un buen retrato

Foto de Daylin Rodríguez

Es muy posible que no haya género fotográfico más popular que el retrato. Si pasamos un momento especial con alguien vamos a querer guardar el recuerdo. Hacernos un selfie y postearlo en nuestras redes es algo cotidiano. Ya en una faceta más artística, nos sentiremos tentados a presionar el disparador ante una mirada que nos narra una historia por sí sola, o quizá conocemos a una persona de una belleza tal que casi nos sentimos obligados a fotografiarla.

Todo ser humano nos transmite un sentimiento, y en la medida en que nos sintamos atraídos por él vamos a querer plasmarlo en una foto. Ya sea el aspecto físico, la personalidad o el momento de la vida del retratado lo que busques resaltar, existen una serie de principios que debes tener en cuenta.

Ante todo vale destacar aquellos que, si bien no son exclusivos del retrato, es importante conocerlos por ser los más presentes en el género. Hablo de la ley de la mirada, la relación figura-fondo y el lenguaje corporal. Una vez dominados, podemos pasar a las particularidades de este tipo de fotografía

Enfocar bien los ojos

La llamada regla de oro de este género se basa en enfocar bien los ojos. Poco dice más de una persona que su mirada, de ahí que reflejarla con nitidez sea lo ideal. Ello nos transmite transparencia, dota a la foto de pregnancia, es decir, de claridad en su lectura. A menos que busquemos generar desconcierto en el espectador o movernos por el terreno de lo conceptual, podría decirse que unos ojos bien enfocados son una regla ineludible. 

Foto de Rubén Ricardo Ferrero Hardy
Intrigar al espectador y mantener su atención

Pero un retrato no necesariamente implica unos ojos abiertos, tampoco la aparición de un rostro. La representación visual de las cualidades físicas o morales de una persona, lo que es el retrato por definición, puede lograrse a través de otras partes del cuerpo o incluso de un gesto. En estos casos es fundamental que la foto nos cuente una historia, como recurso para intrigar al espectador y mantener su atención. 

Foto de Manuel Almenares

En cuanto al aspecto técnico, existen una serie de objetivos que nos van a permitir ejecutar de la mejor manera nuestra idea de retrato. Si es belleza lo que buscamos resaltar, lo primordial es que sean de distancia focal fija, ya que estos tienen mayor calidad óptica y destacan detalles esenciales, también carecen de aberración geométrica, lo que evita cualquier distorsión entre las facciones del rostro. Hablamos de objetivos con una amplia apertura de diafragma, lo que nos facilita lograr un desenfoque el fondo. El 50mm f/1.4, conocido como Rey de los Objetivos, es el más popular de todos.

También se pueden lograr muy buenos retratos desde otros parámetros técnicos. Puede ser que el fondo sea de una importancia tal en la foto que precisa ser enfocado, por lo que usaremos un diafragma más cerrado, o quizá la distorsión refuerce nuestra idea, de ahí que disparemos a centímetros del sujeto y con una distancia focal baja.

Foto de Erick Wayne
Experimenta con distancias focales bajas

Si la cámara de la que dispones es un teléfono móvil, actualmente muchos permiten ajustar la apertura de diafragma del lente. También puedes probar a ponerlo en modo retrato si lo que buscas es desenfoque de fondo y un rostro proporcionado, o aprovechar y experimentar con distancias focales bajas, las cuales vienen incorporadas en los lentes de los celulares.

Haz de la sesión un buen rato

Una segunda regla y no menos importante, es conectar con tu modelo. Que exista una química entre las personas a ambos lados del lente, puede marcar la diferencia de lo bueno a lo excepcional. Tómate el tiempo de conocerlo, has de la sesión un buen rato y verás cómo obtienes mejores resultados. Inspirar confianza a tu modelo y que éste se sienta cómodo, no solo lo hará relajarse y favorecerá sus poses, también será motivo de expresiones y gestos espontáneos que dotan a la foto de singularidad.

Foto de Erick Wayne

Por último deberás tener claro si usarás un encuadre vertical, horizontal o cuadrado. El primero suele considerarse el mejor para retratos en cuanto en su estado natural el cuerpo humano tiene forma vertical, no así cuando se encuentra acostado, entonces el encuadre horizontal sería una mejor opción. En cuanto al cuadrado, la composición centrada suele ser un gran aliado. Claro que hablamos de principios muy flexibles, pero siempre útiles. 

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